lunes, 7 de febrero de 2011

La doble moral del graffiti

A ves la prensa sí trae buenas noticias. En este caso es la iniciativa de los habitantes y comerciantes del barrio de Malasaña, que han cedido sus persianas a graffiteros para que decoren y eviten tags, mensajes incívicos y platas de medio pelo en las fachadas de sus establecimientos. El artículo se encuentra en la web del Pais.com o aquí.
A mí me parece una iniciativa cojonuda en la que se reconoce que el graffiti es un arte urbano constructivo y no destructivo. Esto ofrece una oportunidad para ambos bandos: Los que solo ven únicamente lo que hay y para los que ven lo que hay detrás. No sé si me explico: El graffiti, como ya hemos comentado anteriormente, debería tener un siginificado reinvindicativo detrás de lo puramente artístico. Estas pintadas perminten que los graffiteros se expresen y quien no quiera ver el significado crítico, no tiene porque darle más vueltas.
Esta semana, prometo ingredientes para nuevas recetas.

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