Semana contra el frío: bizcocho de toda la vida

Amigos, cuando el frío arrecia y el estómago ruge a media tarde, nada como echarse al buche un buen cacho de bizcocho. Qué mejor para cerrar la Semana contra el frío (que tampoco ha durado siete días, pero ya sabéis que en este blog nos las gastamos así con el calendario) que un postre de esos que van directos al agujero del hambre y al centro del placer.

Para un bizcocho guay:

- 1 yogur (natural o del sabor que prefiráis, yo uso de fresa porque está rico)
- 2 medidas de azúcar
- 3 medidas de harina
- 1 sobre de levadura
- Media medida de aceite y media de leche
- 4 huevos
- Unas cuantas onzas de chocolate (opcional)

La medida es el vaso del yogur, por ello se echa primero el yogur. El orden del resto de ingredientes da igual, lo importante es batirlo todo bien, con varillas, tenedor o batidora, como gustéis.
A partir de aquí, entra en juego la libertad y la imaginación: en capítulos anteriores he hecho este bizcocho con chocolate picado, nueces... admite casi cualquier cosa. Se echa el ingrediente secreto que prefiráis, se engrasa un molde de esos con bordes que se pueden quitar y se vierte la masa, se calienta el horno a 180º y se tiene el invento unos 40 minutos, cuidando de no abrir el horno mientras el bizcocho está subiendo.

La otra variante de este famoso bizcocho es terrible: sin echar chocolate ni nada a la masa, se mete en el molde, el molde en el horno y, cuando está hecho ya, se saca, se deja enfriar, se desmolda y se abre por la mitad, usando un hilo de cocina (o uno normal bien limpio en su defecto). ¿Para qué abrirlo por la mitad?, os preguntaréis sabiamente. Pues os diré para qué: para untar el chocolate que previamente hemos fundido en un cazo con un poco de leche y un poco de mantequilla, y luego volver a tapar el bizcocho con la mitad superior. ¡Eh!, una delicia, garantizado.