martes, 28 de julio de 2009

Camatas de O R O

El sábado perdí la virginidad. Cierto es que hace años ya había tenido algunos escarceos, pero el sábado me convertí definitivamente en un Camata, con mayúscula. Doce intensas horas de trabajo en cocina, barra y mesas que me confirmaron dos cosas: que seguramente no podría dedicarme a esto, y que los camatas son una especie aparte. Otra conclusión que saqué del sábado es que tenemos el don de rodearnos siempre de gente de puta madre. En todo momento, a pesar de ser un principiante, los profesionales que estaban allí se portaron de oro conmigo, lo cual es de agradecer. Fon, Quijas, Mamen, Jose: de puta madre.
En cuanto a la comida, insuperable, fruto de una materia prima excelente y un trabajo de la hostia. El Quijas es un fenómeno. Personalmente me quedo con la gelatina de mojito, aunque no soy mucho de gelatina, y con el mojito líquido también, qué coño. Eso por no mencionar la carne con rissotto, el jamón, la tarta, el Sapphire… Todo un lujo haber estado allí. Para la próxima, eso sí, aprenderé a abrir botellas como un pro. Que sea pronto.

1 comentario:

elchef dijo...

Ni el mejor alumno de la mejores escuela de hostelería habría aprendido y ejecutado a esa rápidez y con esa efectividad el servicio. La buena hostería une almas. Bienvenido al clan!